Buenos días desde La Caverna.
Aunque en su momento abrí este blog con la intención de comentar noticias y chismes en el panorama futbolístico, no puedo evitar la tentación de verter mi opinión sobre un tema mucho más serio y que nada tiene que ver con el deporte que no es otro que la oportunista y estudiada avalancha nacionalista.
No es mi intención esbozar un concienzudo y elaborado alegato basándome en batallas ganadas o perdidas, coronas de antaño o costumbres endémicas, no voy a tirar por ahí; el motivo por el que evito esa vertiente no es otro más que la historia tiene una pequeña-gran peculiaridad y es que es muy interpretable, no a todos nos la han enseñado igual y además, luego cada uno escoge la parte de la misma que más le interesa desechando el resto como si nunca hubiera existido o fuese poco relevante. Además, me parece absurdo hablar de cosas que no he vivido y por tanto, no he podido tan siquiera sentir; ponerse en la piel del acontecer de algunos momentos de los que se invocan a menudo es cuando menos presuntuoso.
Yo no sé qué problema tenemos los Íberos (para no herir sensibilidades) que nos pasamos la vida tirando piedras sobre nuestro tejado y no deja de ser triste ver como otras sociedades avanzan inexorablemente hacia el entendimiento en busca de un bien común y nosotros vamos en el sentido contrario; debe ser eso de estar en el culo de Europa que nos hace actuar como tal.
Yo no puedo evitar hacerme esta pregunta ¿era indispensable el montar este follón precisamente ahora? No valoro la legitimidad del fondo sino la oportunidad del momento. A mí esto me suena a la oportunidad de sacudirse la responsabilidad de una gestión nefasta, cargándole el muerto a los compañeros de viaje con mensajes populistas que avivan viejos rescoldos, los cuales ya se pensaban superados con el consenso de la constitución del 78.
En pocas palabras, lo que viene siendo una puñalada trapera en toda la regla a la vista de un filón electoral hasta ahora poco explotado.
No sería justo que todo este movimiento nacionalista que hemos "sufrido" en los últimos meses lo degradase únicamente a una estrategia política, no es justo porque existe un factor sentimental que es muy fuerte y debemos tener cuenta, de la misma manera que yo muestro una sensibilidad extraordinaria hacia el país que me ha visto nacer y crecer, entiendo que existan otras sensibilidades similares pero con objetivos diferentes, lo cual se merece todo mi respeto.
Mi apreciación es muy simple; yo nací en 1974, en un país llamado España, durante 38 años (y ojalá sean muchos más) eso es lo que he conocido, si en la edad de Bronce, en la era del imperio romano, en el medievo o en otra época pasada la confección política y social del territorio denominado "península ibérica" era otra muy diferente a la actual la verdad es que me la trae al fresco. Me importa un pimiento Cornelio Escipión, Eurico, Jaime I, los Reyes Católicos y el resto de personajes que han dejado huella de alguna manera en nuestra "honrosa" historia. Sirvan éstos y otros tantos para entender de donde venimos o porque somos de esta manera pero ¿se puede añorar aquello que no se ha vivido? A mí me parecen asombrosas algunas muestras de melancolía que se observan cuando se habla de estos periodos pasados, no lo puedo entender. Entiendo perfectamente que uno crea que le sale más a cuenta estar sólo que acompañado, o sea, un tema estrictamente económico, no lo comparto pero al menos lo puedo entender, pero ¿melancolía? ¿añoranza? pues puestos a eso yo añoro los tiempos de Anibal el Cartaginés, que me ha dado lo mismo que Jaime I, o sea, nada.
Ironías aparte, lo que vengo a decir es que si tengo que valorar mi hispanidad lo haré con elementos de juicio contemporáneos, elementos que realmente hayan influido directamente en la confección del país que conozco y en el que vivo, irme para atrás...¿dónde pongo el límite? ¿a quién le reclamo por lo acontecido hace 800 años? Suárez, Franco, Carrillo, González, ZP, Aznar, Rajoy, Pujol, Serra, Fraga, Ibarretxe, Idígoras, Carrero, Leguina, Tierno Galván y un largo etcétera sí que han sido importantes (cada uno a su manera, ojo) en la confección del país que tanto mis abuelos, mis padres y yo conocimos al nacer.
Dicho esto y ante el panorama actual secesionista mi opinión es clara ¿quieren la independencia? Que lo voten y si la respuesta del pueblo es clara pues que se la den, esto es como compartir piso con alguien que cada día te está diciendo que vaya mierda de piso y que viviría mejor sin ti; yo lo tendría claro ¿quieres irte? pues vete. Ahora eso sí, espero que ese afán democrático lo tengan siempre muy presente y, una vez lograda la independencia, realicen tantos referendums como el pueblo pida en uno y otro sentido, sería lo justo ¿no? ¿o una vez logrados los objetivos van a acallar las bocas de los que como ellos hoy tienen una visión de estado diferente? No lo sé, pero cada vez me importa menos, el mensaje es claro visto lo visto, mira por ti mismo y al resto que le den morcilla, pues no quedará más remedio que adaptarse.
Mientras tanto, durante el tiempo que el cadáver de mi país siga estando tibio, agitaré mi bandera como he hecho siempre aun a riesgo de ser etiquetado como facha, aunque eso mismo, en un estadio de fútbol y con diferente bandera, sea considerado como un acto democrático y de libertad.
Saludos cordiales a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario