jueves, 4 de agosto de 2011

Libertad de expresión


Buenos días desde La Caverna

Llevo observando hace ya bastantes meses el proceso de prostitución al que está siendo sometido ese derecho que tanto nos costó conseguir que no es otro que La Libertad de expresión. ¿Por qué digo esto? Pues articulo esta “denuncia” porque ya son muchas las ocasiones en las que en los foros de las páginas deportivas que yo creo más relevantes y sensatas (6cero, Periodistas Anónimos, etc.) siempre se acaba aludiendo al derecho a la libertad de expresión cuando criticas una actitud hacia cierto sector, grupo de personas, medio informativo, etc.

Para no hacer este artículo un verdadero “peñazo” intentaré resumir todo lo posible.
El derecho a la liberta de expresión se  fundamenta en primer lugar en la “Libertad Ideológica”, lo cual confiere al individuo derecho a adoptar una determinada posición intelectual ante la vida y cuanto le concierne y a representar o enjuiciar la realidad según sus convicciones personales, no obstante la libertad de expresión no ha de confundirse con la “Libertad de Información” para lo cual deberemos diferenciar en si queremos simplemente valorar algo, para lo cual podemos acogernos a la “Libertad de expresión” o si en nuestro argumento utilizamos elementos fácticos (o sea, fundamentado en hechos concretos o limitando el argumento a ellos) entonces ya la cosa se complica, ya que para el ejercicio legítimo de esta última “Libertad” se exigen dos límites específicos, la veracidad y el interés público.

Del segundo punto ni vamos a hablar  ya que por argumentar podemos decir que el “Sálvame Deluxe” es también de interés general, que este país es como es, no vamos a descubrir nada nuevo ahora. El concepto de veracidad es otra cosa, ya que “obliga” al informante a cierto punto de rigor en sus afirmaciones. La veracidad no es la verdad de cada uno, es simplemente “la verdad”, que solamente hay una, por lo que muy osado es el que habla y se compromete creyendo tener la razón universal apoyada en una verdad sujeta con alambre.

Porque además nos gusta a veces complicarnos la vida (por si no fuera por sí misma complicada); La Libertad de Expresión (que se extiende a la de Información) ampara la crítica, incluso la crítica molesta, acerba o hiriente, pero la crítica de la conducta de una persona es cosa distinta de la utilización de expresiones injuriosas, que quedan fuera del ámbito protegido por la libertad y de aquellas consideradas “vejatorias” que son “innecesarias para el fin de la información”; por ejemplo, Yo puedo decir que tal persona no sabe hacer la “o” con un canuto y no pasa nada, pero si digo que el Imbécil de esa persona no sabe hacer la “o” con un canuto estoy invadiendo otro derecho que es el del “honor” ya que el término “imbécil” no aporta luz al hecho de que esa persona sepa o no hacer la “o” con un canuto. El Tribunal Constitucional, por su parte, ha reiterado que la Constitución no ampara “el derecho al insulto”, por si no nos queda claro todavía.

Aclarado todo esto concluyo. Está muy bien que ciertos sectores que ahora están disfrutando de una época dorada se sientan lo suficientemente fuertes para atizar con saña a todo lo que se menea, máxime si visten de blanco, la constitución se lo permite y no seré yo la persona que censure el ejercicio de ese derecho (que podría porque la ley me ampara a mí también), ahora eso sí, en primer lugar no caigamos en la “vulgaridad” profiriendo insultos gratuitos sin ton ni son porque podemos estar incurriendo en algún tipo de falta e incluso delito (llegados al caso).
En segundo lugar recordemos todos que es muy difícil estar en posesión de una verdad inapelable, sobre todo porque nos guiamos de los que dicen los periódicos, las webs y la televisión que ya sabemos que su principal objetivo es el share o los ejemplares vendidos; también porque salvo algún privilegiado, no somos  testigos directos de los actos o palabras que se atribuyen a muchos de los “criticados” pero sin embargo “tragamos” con todo y argumentamos con una facilidad pasmosa, sin saber (o sí, no lo sé) que estamos en ocasiones faltando a la verdad.

Os voy a dar mi humilde opinión, cuando para argumentar un comentario tienes que acudir al socorro de La Libertad de Expresión es que el contenido de lo que se está exponiendo es tan vacío que no queda más remedio que apoyarse en el famoso “artículo 33” para salir del paso, que no está recogido en la Constitución (este no, es otro) pero que viene a decir más o menos “lo digo porque puedo y me sale de los Cojones”.

Que cada uno haga lo que quiera, creo que la lucha por las libertades por suerte acabó hace tiempo, ahora la lucha va por otros derroteros, pero opino que quizá el mal uso que se le da a ese derecho que tanto constó conseguir no beneficia a nadie, más bien nos perjudica, porque las cosas no se hacen por Cojones sino por convicción y amor a unos ideales a los cuales a veces sin saberlo les fallamos pensando que los estamos defendiendo.



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